Eco Retos 2020
CARTOGRAFÍA SOCIAL
MEMES
En
las andanzas
“Como hijo de la montaña, como
conocedor de sus raíces e historia de su tierra, amante de la natura y su
complejidad, me declaro un defensor y protector de la vida y alegrías me ha
dado, un aire limpio, un paisaje envidiable y una riqueza natural sin igual.
Un municipio, 4 comunidades
indígenas y un solo corazón pues así lo veo y quisiera que todos igual lo
vieran, pero no es así, los cuatro pueblos no están unidos aun habiendo tanto
bosque clamándolo y su cabecera, aquella que se cree de otro lado menos de la
montaña, tampoco ayuda. Sus habitantes, tanto mestizos como indios, negros,
mulatos, sean colonos o nativos aun no entienden la complejidad de este
territorio de su territorio y de la belleza que esto engendra, pero bueno aquí
estamos…
Mi interés por la conservación
de los recursos naturales en este terruño, me lleva a conocer su grandeza,
prioridades, ventajas, desventajas, potencialidades y problemas, fue así como
llegué a conocer los conflictos en el resguardo indígena Nuestra Señora La
Candelaria de la Montaña, el resguardo más extenso de los 4 y el cual se ubica
en la zona norte y noroccidente del municipio y se caracteriza por ser la zona
con el clima mas frio, con altas precipitaciones, grandes coberturas de bosques
nativos y nacimientos de agua innumerables haciendo de este la cuenca mas
importante y grande del municipio.
Fue a partir de charlas,
recorridos, visitas y encuentros donde pude evidenciar que, en la grandeza de
dicho resguardo, existía un conflicto por usos del suelo y el derecho al acceso
de este pues no solo es comunidad indígena la que habita allí también podemos
encontrar campesinos y/o pequeños propietarios privados, así como industria.
Fue entonces cuando asistiendo a una reunión sobre gobernanza forestal sobre el
territorio del resguardo, con participación de representantes de campesinos,
indígenas, pequeños madereros forestales, la industria maderera, alcaldía y
corporación ambiental, pude evidenciar el choque que existe entre la industria
mencionada y los representantes de los indígenas y campesinos pues estos
últimos alegaban que las plantaciones madereras no respetaba los cuerpos de
agua y mucho menos las fronteras de bosque nativo o natural. Personalmente, un
habitante de la zona me sostuvo que estas plantaciones forestales de
explotación no respetan los ríos o quebradas pues arboles como eucalipto y pino
que necesitan de una gran cantidad de agua para su desarrollo, eran sembrados a
orillas de los cuerpos de agua sin respetar ni conservar la franja de
protección que estos requieren. Para los campesinos que aprovechan el bosque
nativo de la zona para la explotación maderera, de igual manera no existe o
tienen un control o capacitación que garantice en la realización de este tipo
de explotación, una actividad productiva sostenible.
Hoy en día, el conflicto
persiste y se aúna a este la llegada de la industria aguacatera, industria que
no es bien vista por algunos actores del territorio pues al parecer no se
realizó entre las comunidades una socialización y contextualización sobre la
llegada de esta industria y los impactos que esta generaría en la región.
Actualmente, se llevan a cabo discusiones por medio de una mesa ambiental para
el diálogo y construcción de un acuerdo que permita el buen desarrollo de este
cultivo y las comunidades, pero igualmente no hay mucha participación de todos
los actores, siendo lento o nulo el avance de esta mesa ambiental y sus
objetivos. En dicha mesa soy participe, representando al colectivo ambiental
del municipio allí puedo evidenciar conflictos por territorio y jurisdicciones,
por intereses individuales y comunitarios, inseguridad para otros productores
como apicultores por los agroinsumos que pueden poner en riesgo sus sistemas,
comunidades preocupadas por la contaminación o cambios de usos o caudal de
cuerpos de agua con captaciones para el consumo humano Esto llevaría a engrandecer la problemática en
la región alta del municipio, se requiere más participación, compromiso y
transparencia de las partes para el logro de un desarrollo sostenible.
Se le suma a todo lo anterior,
la jurisdicción que tienen los indígenas en la región y el no acatamiento de
esta por parte de particulares o propietarios privados de tierra, asociaciones
campesinas, lo que evidencia el conflicto por usos y aprovechamiento de los
recursos.
Por las visitas a varios rincones del municipio, adentrándome el verde de la montaña y sus cálidas gentes, por rústicos y estrechos caminos, en una de tantas me preguntaba ¿y por aquí como va a ingresar “el camión de la basura” para la recolección de residuos? La respuesta fue casi obvia, no ingresa, no tiene como entrar y seguro no hay recursos para tal. Pero esta respuesta aun me dejaba una duda ¿y entonces, que hacen con las basuras las personas de las veredas? Un olor característico y un manto de humo me respondió inmediatamente, un monto de basura (empaques plásticos, botellas plásticas, papel, entre otros como colchones) excepto los orgánicos, eran incinerados lentamente emanando ese humo negro y tan contaminante, el aire fresco el olor a panela el olor a verde o a café, eran totalmente opacados por el hedor a plástico quemado. Cuando no se incineran los residuos solidos generados en el campo, estos son enterrados o lanzados a las quebradas o cañerías o abandonados a la intemperie. Uno de los resguardos se ha puesto en la tarea de gestionar la capacitación comunitaria y recolección adecuada de dichos residuos con mala disposición en las veredas y hacer un máximo aprovechamiento de estos para reducir el impacto ambiental que se presenta en el territorio.
Problemas comunes en mi Colombia, pero en fin problemas no dejan de ser y a la larga una problemática, la complejidad de los territorios deben ser vistos con la complejidad necesaria, los actores del territorio siempre en su buen actuar, van a tener la razón nadie más que ellos conocen su habitad”.
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